viernes, 8 de enero de 2016

El Mcriartismo del siglo XXI




El macartismo del siglo XX estuvo comprendido entre los años 1947 y 1954 aproximadamente, en un clima de persecución a individuos y organizaciones acusadas de comunistas. Era la época de la Guerra Fría, el mundo bipolar y el principio de la fundamentación de la Doctrina de Seguridad Nacional -preludio del Consenso de Washington-.

El nombre que desde ese momento se atribuye a la persecución de pensamientos críticos y/o contrarios al orden establecido; y, sostenido bajo el argumento de que existe una sola forma de vida occidental y cristiana -pensamiento único-, se hizo tristemente célebre gracias al senador republicano Joseph McCarthy. El senador lideró una feroz campaña de persecución a intelectuales, artistas y militares acusados de simpatizar con el comunismo, iniciando una verdadera caza de brujas.

Los tiempos han variado geopolíticamente pero las herramientas de dominación se mantienen; con mayor tecnología y conocimiento, pero con el mismo efecto disciplinador.

En el siglo XXI en nuestro país, no un senador, sino el Presidente de la Nación, revitaliza aquella cacería y el “Mcriartismo” se ejerce, ya no sobre un enemigo externo, sino hacia un considerado enemigo interno, vaciando el centro político y extremando los límites del sistema democrático tanto a la derecha como hacia la izquierda, en un efecto centrifugador que tiende a quebrar el orden democrático[1]. El nombre que desde el 10 de diciembre de 2015 se atribuye a la persecución de pensamientos críticos y/o opositores al orden establecido -ceoliberalismo-; y, sostenido bajo el argumento de que existe una sola forma de vida en el país alineada al centro político de dominación mundial -EE.UU. y la Unión Europea-, se está haciendo tristemente célebre gracias al Presidente de la Nación, Ing. Mauricio Macri.

No es una particularidad argentina; se viene desplegando desde la crisis económica mundial de 2008, generada por los países centrales -y cuya salida debe ser financiada por los países en desarrollo- en los países de Europa denominados Pigs (cerdos en castellano) por las iniciales que los identifican: Portugal, Irlanda, Grecia y España (Spain en inglés) y violentamente trasladada a latinoamérica, con medidas destituyentes que horadaron las iniciativas regionales -Unasur, Celac y Mercosur- y debilitaron los países líderes de los procesos de cambio de paradigma: Argentina, Brasil y Venezuela.

Esta nueva avanzada de la derecha que no es democrática, aunque alaba al régimen republicano y la libertad de expresión -pero sin morochos que consuman- vuelve con una fuerza inusitada y legitimada por primera vez por una cantidad de votos suficientes para producir los “cambios” que necesita para re-distribuir en forma concentrada los ingresos y los recursos distribuidos con más equidad e inclusión social en la última década y monedas.




[1] Para mayor comprensión de los conceptos vertidos se recomienda leer de Juan Linz, “La quiebra de las democracias”, Alianza Universidad, 1° edición, Madrid, 1987.

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