jueves, 24 de marzo de 2016

40 AÑOS, aprendiendo a los golpes



Sale el sol de un día nuevo en Buenos Aires. La muchedumbre comienza a patear las calles que alguna vez agua supieron ser. La ciudad se levanta, aunque su gente más que despierta parece sonámbula.

El pasado asoma sobre los hombros de un país que comenzaba a levantarse pero que como buen humano, no deja de tropezar, una y otra vez. Dicen, algunas sabias culturas aborígenes, que el pasado nunca se encuentra detrás sino adelante ya que es lo único que podemos ver, el futuro, en cambio, se encuentra detrás de nuestros ojos, porque es lo que aún no podemos ver.

Cosa del pasado, dicen algunos…

¿Cómo avanzar si ver el pasado? Hace 40 años un día como hoy, de sol radiante y futuro incierto el país, esta tierra llena de historia asesinada, sufría la violencia más grande que puede existir. Como un padre golpeador que lejos de cuidar a su familia lleva la violencia a lo más profundo de su hogar, el Estado, dejaba de ser aquella imagen paternal de ente protector que vela por el bien de sus ciudadanos y se transformaba en el peligro más latente, en la amenaza más real. Sólo aquel que ha sufrido la violencia en su propia casa sabe que no existe escapatoria cuando el peligro viene de adentro, no hay a quien acudir.
Pero aquel padre golpeador, aquel que ejerce la violencia por el poder que le concede su posición dentro de la casa, debe pagar, debe saber que los miembros de la casa ya no son seres pasivos, dominables y vulnerables, porque ya han tenido un pasado de padres golpeadores y, como bien dicen nuestros sabios aborígenes, el pasado esta adelante. Está adelante para que lo recordemos, para que aprendamos de él, para darnos fuerzas.
Pero como todo, la violencia también evoluciona y el padre ya no recurre a la hebilla del cinturón, ya no patea puertas ni usa la picana sobre los genitales. Ahora, nuestro padre, violento inclusive más que el anterior, nos dice que lo nuestro ya no es nuestro, nos golpea sin los puños sino con las palabras, no en la cara sino en la moral. Trae a nuestra casa a los padres más violentos del mundo y los aloja en la suite más preciada para mostrarnos que estamos del lado de la violencia, para decirnos: hijos, estos son nuestros amigos. Pero nosotros ya no nos dejamos engañar.

Entonces salimos a la calle a recordar este pasado que esta adelante y no atrás, lo cargamos sobre nuestros hombros y miramos hacia el frente con una mochila tan pesada que jamás podríamos levantar si no fuese porque somos miles y miles que con una fuerza descomunal, hombro con hombro la levantamos incansablemente cada 24 de Marzo para recordar aquella generación de padres violentos y contarles a los nuevos hermanos nuestra historia, alertarlos y cuidarlos de la nueva violencia, que ya no usa fusiles para matar ni tortura para dominar, ha encontrado medios mucho más sutiles y morbosos, ha encontrado en la tortura mediática un arma más letal que la picana.

Pero ojo, los creadores de violencia no han cambiado, el padre de todos los padres ha sido siempre el mismo y hoy está en nuestra casa.

Cosas del pasado, dicen… Cosa del presente, digo.

MR


40° Aniversario del Golpe Cívico, Militar, Empresario y Eclesiástico





Una lucha permanente

La madrugada del 24 de marzo de 1976, hace cuatro décadas, la Plaza de Mayo se encontraba así de desolada; símbolo de la larga y oscura noche que se avecinaba. Se instalaba en Argentina, de facto, con toda la brutalidad inimaginable hasta ese entonces, un sistemático vaciamiento ideológico, con la intención de re-fundar la Nación. El gobierno de facto se autodenomina “Proceso de Reorganización Nacional”. Todas las palabras asumen la intención de desterrar en forma definitiva cualquier atisbo popular, especialmente direccionado hacia “el hecho maldito de la Argentina”, como gustaban decirle: el peronismo.

Este gobierno de facto asume la responsabilidad, como herramienta ejecutora de la complicidad empresaria, mediática y eclesiástica, de iniciar un Proceso institucional  de Reorganización del sistema político, bajo los valores inspiradores del “orden y el progreso” de la organización Nacional efectuada en la década del ochenta del siglo XIX.

Es cierto que el escenario local, regional y geopolítico ya no es el de aquél siglo; sin embargo, la carencia de densidad nacional histórica que abortó cualquier intento de conformar una burguesía industrial nacional fortaleció a la oligarquía agrícola ganadera que, sobre el último cuarto del siglo XX, ingresará al mundo globalizado y al fundamentalismo del mercado de la mano protectora de los Estados Unidos, que instaura en todo el continente sudamericano gobiernos militares que resguardan los intereses conservadores empresarios, eclesiásticos y de clase. En este sentido se implementa la ideología neoliberal: liberalismo clásico nuevo impuesto con disciplinamiento sociopolítico y libertad del mercado de capitales. La represión, entonces, se hace necesaria.

Como la intención era refundar las instituciones políticas y tomar el mando de las variables económicas, no se trataba de un golpe más; era el último golpe que verdaderamente desterraría la conciencia colectiva -expresada mayoritariamente en el movimiento peronista- que impedía el desarrollo nacional a través de los mercados y su libertad de acción, desde febrero de 1946. Ya no se trataba de conseguir algún político que domara al movimiento peronista, le prohibiera su participación en el sistema y lo tuviera a raya. Ahora se trataba de cambiar el sistema político nacional en el marco de la guerra fría llevada a cabo por los Estados Unidos y la hoy ex Unión Soviética, por lo que el grado de violencia institucional y la impunidad manifiesta desembocaría en el accionar delictivo direccionado desde el terrorismo de Estado.

Suspendida la Constitución, desactivado el poder legislativo, abusando del ejercicio legítimo de la violencia, el Estado terrorista desparrama sus “grupos de tareas” por todo el país y ejecuta el accionar estatal y paraestatal por fuera de las leyes y las garantías del debido proceso, secuestrando, matando, desapareciendo personas, apropiándose de menores y bienes materiales; desencadenando en definitiva una diáspora generacional que costó muchas décadas reconstruir. El objetivo era arrasar con cualquier atisbo de compromiso político y social, evitar la transmisión cultural de generación en generación y sentar las bases de una sociedad de consumo, sin ideología, sin compromiso político y proclive a entretenerse de forma individual.

El Proceso de Organización Nacional de 1880 se asentó en las “Bases” liberales y positivistas que dieron creación a un Estado liberal de derecho, reflejado por Alberdi. El Proceso de Reorganización Nacional de 1976, se afirmó en las “Bases” del neoliberalismo que dieron fuerza al surgimiento de un Estado Gendarme del capital financiero que bajo la idea de la globalización y la promesa del derrame de riqueza, sólo trajeron violaciones a los derechos humanos, miseria, pobreza, endeudamiento externo, desmantelamiento industrial, desempleo e hiperinflación.

Como la única batalla que se pierde es la que se abandona, los organismos de derechos humanos -Madres, Abuelas, Hijos y familiares de personas detenidas y desparecidas por motivos políticos, principalmente- mantuvieron la lucha persistente y sistemática hasta el año 2003 que los derechos humanos fueron finalmente política de Estado y el Nunca Más de 1985 se transformó en Memoria, Verdad, Justicia e Inclusión Social.

La imagen que inicia estas meditaciones, una Plaza de Mayo desolada en la madrugada, en las primeras horas del 24 de marzo de 1976, se ha vuelto a repetir a casi 40 años de aquél día. El pasado 23 de marzo de 2016 a la madrugada, en las primeras horas de ese día, la Plaza de Mayo también estuvo desolada, oscura, sin posibilidad de ser transitada, cercada debido a la llegada del presidente de Estados Unidos de Norteamérica, Barack Obama.

Cuarenta años, dos imágenes, una larga noche histórica, un destello de luz que perforó la oscuridad y que en un diámetro de doce años transformó los derechos humanos en política de Estado, la construcción de un relato histórico y una lucha permanente se evocarán en pocas horas. Con una Plaza bañada por el Sol, desbordada de personas, para que nuevamente los más de treinta mil compañeros detenidos desaparecidos presentes ingresen a la Plaza del Pueblo con sus madres, en una bandera que simboliza el legado que supieron dejar y que con orgullo seguiremos sosteniendo.


Por más Memoria, Verdad, Justicia e Inclusión, Nunca Más

viernes, 18 de marzo de 2016

El futuro de nuestro pasado presente - Conclusión




El continuo desafío


Más allá de los escenarios políticos posibles seguramente el que surja cabalgará sobre las tres tendencias política-económicas que parecen consolidarse luego de la crisis institucional, económica y financiera con epicentro en los países desarrollados. Una, tiende hacia un liberalismo corregido y aumentado en su concentración y acumulación -ceoliberalismo-, con base en los países anglosajones, de influencia mayor en los países desarrollados y en aumento en los últimos cinco años en los de economía en desarrollo.

Otra tendencia distinta y contraria a la anterior es la que se basa en una economía neokeynesiana con variables propias en cada Estado, con intentos en Europa y con presencia en la última década -aunque con diferencias- en los Estados miembros de la Unasur.

Por último, aparece una propensión hacia una economía socialista de mercado, cuyo mayor exponente es China, aunque puede expandirse hacia los demás países de Asia, otorgándoles una nueva identidad política.

La Unión de Naciones Suramericanas, la CELAC y el Mercosur son las asociaciones más aptas para generar y sostener un Estado Social de Derecho, aunque deberán acomodarse en este nuevo escenario corrido hacia la derecha que retorna con una fuerza que arrasa contra su propio discurso ideológico institucional. Son opciones concretas a las políticas que intentan impulsar un nuevo ALCA cuyos objetivos económicos, culturales y educativos han demostrado ser ineficientes, excluyentes, inequitativos y regresivos.
                       
Un nuevo movimiento de libertad e integración puede construirse en el bicentenario de nuestra soberanía política si se transita con principios y convicciones que sorteen la crisis actual. El fin del siglo veinte y el principio del veintiuno muestran la transición en tensión entre una democracia sustantiva e inclusiva y una democracia formal y excluyente.


Formar y formarnos, generar pensamiento crítico, analizar y actuar, serán las actividades principales para que los principios y convicciones que nos guían interpelen el futuro de nuestro pasado presente.

viernes, 11 de marzo de 2016

Homenaje a un economista en serio


Buen viaje Don Aldo


El pasado martes 8 de marzo emprendió un viaje eterno Aldo Ferrer. Un economista coherente con sus principios y convicciones. Conocí su obra por primera vez allá por el año dos mil, cuando tuve que hacerme cargo de una cátedra en una universidad privada. La materia se llamaba “Política y Economía Mundial” y los libros de Ferrer “Historia de la Globalización” y luego, “Historia de la Globalización II”, fueron de obligatoria lectura durante los quince años en que dicte clases en ese curso. No sólo no perdían vigencia año tras año, sino que resultaba cada vez más indispensable leerlos. Igual que hoy, en estos momentos tan aciagos para la economía política argentina. 

Entendí el funcionamiento de la economía política gracias a Don Aldo y su vasta obra; sus artículos en distintos diarios me iluminaban -y aún me iluminan- el panorama; sus cortos documentales “Economía para todos” sobre la economía argentina en Canal Encuentro, aportaron la imagen y la voz para el desempeño pedagógico.

 Tuve la suerte de cruzar con él unas pocas palabras el 22 de agosto de 2013, en la Facultad de Ciencias Económicas, cuando fui a escucharlo a una conferencia junto a otros economistas. Casi cuando me estaba yendo lo vi salir del auditorio, con su sombrero en mano; me acerqué, lo saludé y le agradecí por haberme introducido tan claramente en la economía política, gracias a sus obras. Ahí me animé y le solicité si podía firmar mi ejemplar de “Historia de la Globalización” y, sonriendo asombrado al ver su obra de hace tantos años, accedió muy amablemente a dedicármelo.

Mi homenaje es seguir difundiendo su palabra y, muy especialmente en estos días, donde se debatirá en el Congreso el pago a los buitres, es necesario leer su pensamiento al respecto. Con ese fin, escogí el artículo siguiente publicado en un matutino, hace apenas un mes y medio, donde advierte el peligro de negociar con miedo. Espero lo disfruten.

¡Gracias Don Aldo!


“La negociación con los buitres”[1]

Por Aldo Ferrer

La cuestión central en el conflicto con los buitres es la respuesta al siguiente interrogante: ¿su resolución es indispensable o solo conveniente para el curso futuro de la economía argentina? En el primer caso, se impondrá la demanda de los buitres y la negociación es, en realidad, una ficción. En el segundo, la negociación es real porque puede no haber acuerdo, si el costo de la demanda de la contraparte es mayor que sus beneficios.

La evidencia es abrumadora en el sentido de que los buitres son un problema de segunda importancia y, por lo tanto, que el arreglo es conveniente pero no indispensable. Por las siguientes razones:

1. En los canjes de 2005 y 2010, Argentina logró la reestructuración de deuda soberana más exitosa de la historia, sin pedirle nada a nadie. Es decir, sin la participación del FMI ni el visto bueno de los mercados financieros. La deuda pendiente no alcanza a 3000 millones de dólares, menos del 8 por ciento del total de la declarada en default en la crisis del 2001. El supuesto aumento de la pendiente a 12.000 millones de dólares, por intereses caídos, ignora que el pago a los buitres habría desarmado la reestructuración de la deuda e implicado un premio a la especulación y el castigo, a la inmensa mayoría de los inversores, que facilitaron la recuperación de la economía argentina. Estaríamos, otra vez, como en la crisis del 2001.

2. Hace una década que los fondos buitre, tenedores del 50 por ciento de la deuda pendiente, vienen litigando contra el país. Plantearon el embargo de bienes argentinos, en alrededor de 900 demandas en diversos países. El hecho más sonado fue el de la fragata Libertad. No tuvieron éxito en ningún caso. El país mantiene relaciones económicas normales con todo el mundo. Los buitres son especuladores despreciados en el escenario mundial. Operamos en un orden internacional, dentro del cual la inmunidad soberana de los Estados pone límites a la extrapolación de la jurisdicción de tribunales nacionales sobre terceros países. La razonabilidad de la posición argentina ha sido respaldada por la Asamblea General de las Naciones Unidas y la opinión de los analistas más destacados en el escenario internacional.

3. Los problemas principales de la economía están en la esfera interna: el déficit del comercio de manufacturas de origen industrial y la consecuente restricción externa, la inflación, el desequilibrio fiscal, entre otros. Ninguno se resuelve por el pago a los buitres.
4. El conflicto obedece a la ausencia de normas internacionales para resolver los default de deudas soberanas. La exitosa reestructuración de más del 92 por ciento de la deuda en default cumple con exceso los límites para la resolución de las quiebras en las jurisdicciones nacionales. Las dificultades de tenedores de deuda reestructurada para recibir los pagos realizados por el gobierno argentino es responsabilidad de quien provoca la interrupción de la cadena de pagos.

5. La suposición de que después del arreglo con los buitres llegarán las inversiones es una ficción. Ningún inversor, argentino o extranjero, que tenga un buen proyecto, deja de realizarlo por el conflicto con los buitres. El buen “clima de inversiones” depende de la gobernabilidad de la economía, la paz social, la seguridad jurídica, los espacios de rentabilidad y el ritmo de transformación de la estructura productiva para incorporar tecnología y agregar valor.

6. El pago a los buitres no es suficiente para que las agencias evaluadoras de riesgo mejoren la calificación de la deuda argentina, con la consecuente baja de la tasa de interés. Es previsible que exigirán, además, un plan económico y financiero respaldado por el FMI.
Es por estas y otras razones que el acuerdo con los buitres no resuelve ningún problema fundamental ni garantiza la baja de la tasa de interés y la entrada de inversiones extranjeras. En resumen, el acuerdo es útil, porque remueve algunos obstáculos, pero no indispensable.

¿Cuáles deberían ser los límites de la oferta argentina? Los mismos que los de los canjes de 2005 y 2010, como lo planteó el gobierno anterior. Es una oferta generosa. Representa una excelente ganancia para los buitres, considerando el precio ínfimo al cual adquirieron sus títulos y los costos y pérdida de tiempo, que soportó el país, por pleitear con los buitres. Cuanto mayor sea el desvío de la próxima oferta del Gobierno respecto de ese límite, peor será la calificación que merecerán los actuales negociadores, en términos de la defensa del desarrollo, los derechos y la soberanía de la Argentina. El contenido del acuerdo revelará la inspiración del actual gobierno respecto de la autonomía de la política económica y la soberanía.

El Gobierno no debe hacerse ilusiones de que un acuerdo satisfactorio es posible por la “razonabilidad” de los buitres. El rechazo de estos al necesario carácter público de las negociaciones es un primer ejemplo. Para defender con eficacia el derecho y los intereses del país es indispensable que el Gobierno asuma la posibilidad de que no se alcance un acuerdo razonable y, los buitres, tomen nota que, en definitiva, no cobrarían nunca.

La negociación con los buitres es un primer paso en la definición de la estrategia de financiamiento internacional. Está planteada, al mismo tiempo, la alternativa de ratificar la soberanía recuperada con la cancelación de la deuda con el FMI o volver a solicitar su asistencia, con las condicionalidades incluidas. Es preciso, por lo tanto, que el Gobierno explicite la totalidad de su política de financiamiento internacional y la procese por las vías institucionales correspondientes.

Durante la Guerra Fría, el presidente Kennedy afirmó: “Nunca hay que tener miedo de negociar y nunca hay que negociar con miedo”. No hay razón alguna para que los negociadores del nuevo gobierno actúen con “miedo”. Es decir, que supongan que el arreglo con los buitres es una cuestión de “vida o muerte”. Existe un nivel de deuda externa pública y privada entre los más bajos del mundo y los bancos están rentables, con carteras sólidas, fondeados en pesos, sin burbujas especulativas ni descalce de monedas. Podríamos estar más fuertes si conserváramos el “superávit gemelo” en el presupuesto y el balance de pagos y aumentaran la reservas internacionales. De todos modos, el país conserva la fortaleza suficiente para negociar sin miedo ni urgencias.


[1] Texto publicado por Página/12 el 20 de enero de 2016

jueves, 10 de marzo de 2016

El futuro de nuestro pasado presente - Décima Entrega


La Historia será testigo



La reciente crisis económico-financiera de Estados Unidos en 2007, con repercusión en todo el mundo, ha quebrado definitivamente su liderazgo hegemónico y el modelo de pensamiento único fundamentalista de mercado. Sin dudas, seguirá siendo una gran potencia y el país más desarrollado e innovador del mundo, cualidad que conservará por mucho tiempo. Geopolíticamente ha disciplinado al continente y el mundo nuevamente está financiando su déficit fiscal. Pero se avecinan nuevos escenarios y la salida de esta fase crítica del capitalismo será prolongada y tensa.

El desafío de nuestra región para esta próxima década deberá estar focalizado en la lucha por la consolidación de las políticas públicas implementadas en la década ganada. Defender los logros obtenidos será indispensable para combatir un nuevo avance conservador y excluyente; el “ceoliberalismo” -versión renovada del neoliberalismo-, donde el poder está representado por la alianza entre los medios hegemónicos de información, el Poder Judicial y el empresariado. Y por supuesto un Estado ejecutor que garantice la transferencia de los recursos.   

También deberemos estar muy atentos a la configuración geopolítica en el actual centro político del sistema internacional de naciones. Existe una proyección que verifica la posibilidad de que vuelva a ser bipolar bajo los liderazgos de Estados Unidos y China, que forman parte de un acuerdo de tensión estratégico que sigilosamente reformula el sistema mundial, con disensos y consensos (un detalle para no descuidar: China es el mayor acreedor de bonos del Tesoro norteamericano).

Sin embargo, un escenario de liderazgo multipolar compuesto por Estados Unidos, los países del BRIC (sigla que corresponde a las iniciales de Brasil, Rusia, India y China) y los países del Sudeste Asiático no es una utopía, ya que han demostrado tener un peso específico propio en el concierto de las naciones.

Y otro contexto posible (sin agotar las posibilidades pero sí mencionando los más probables) de reconfiguración de liderazgo internacional podría conformarse con Estados Unidos, Canadá, China, Rusia, la Unión Europea, el Sudeste Asiático y la Unión de Naciones Suramericana (Unasur).

En este el último escenario, la región latinoamericana (de la que Argentina es parte) es donde mayor participación tendría como bloque regional en el proceso de toma de decisiones a nivel internacional. Situación deseable y posible, pero que no relega al bloque regional en el caso de que se presenten los otros contextos mencionados o cualquier otro que aparezca. Es decir, depende de que los países que componen la región -sus élites gobernantes y sus pueblos, principalmente- entiendan que deben afianzar sus políticas de participación y de mejora en la distribución del ingreso en cada Estado y que más allá de las diferencias políticas y culturales que puedan tener interbloque, hacia el mundo demuestren ser un actor compacto regional con peso propio, necesario en cualquier decisión a nivel mundial, convirtiéndolo en hacedor de políticas públicas y dejando de ser ejecutor pasivo de intereses concentracionarios.

Un nuevo rebrote del pensamiento único en lo político y de exclusión en lo económico converge hoy en desarmar este último contexto internacional en donde se pretende desarticular las políticas públicas de los países que integran la Unasur. Las actitudes destituyentes en Venezuela, Brasil, Bolivia, Ecuador y el arribo por primera vez de la derecha al gobierno argentino a través de los votos, son realidades que tienen como vector terminar con todo vestigio de redistribución y equidad en los ingresos y los recursos de la población.

El desafío está planteado. 

viernes, 4 de marzo de 2016

El futuro de nuestro pasado presente - Novena Entrega


El disenso y el conflicto


La densidad nacional y regional necesaria para el desarrollo sustentable deberá construirse desde el respeto al disenso, reconociéndose finalmente que la democracia no se construye desde el consenso sino desde las contradicciones. El pensamiento fundamentalista y único de mercado de los años noventa ha generado una cultura que concibe al conflicto -que está en la esencia del ser humano-, al disenso y a las ideas diferentes como contradictorias a la esencia democrática. Pero, justamente, son el núcleo de su existencia. No se ha demostrado la supervivencia fáctica de una sociedad o sistema político perfecto. Tampoco, en toda la historia económica de la humanidad se ha vislumbrado un mercado perfecto. Cuando se elaboran teorías, se realizan sobre la base de “tipos ideales”[1] y, en el caso de las teorías económicas, sobre sociedades con economías cerradas o muy pequeñas, donde las transacciones de mercancías son simples y donde no intervienen una cantidad de actores y sucesos imposibles de medir o cuantificar. Si el ser humano es naturalmente conflictivo, egoísta, impredecible e imperfecto, ¿cómo se puede crear una teoría política y económica perfecta o única?

Para  evitar la guerra de todos contra todos se aceptaron los límites, el marco, la construcción de un Estado moderno abstracto hace ya varios siglos, cuyo contenido soberano debía completarse con las costumbres, la cultura y la lengua de las personas que ocupaban su territorio.

Ese Estado moderno, en sus orígenes, no eliminó el conflicto; lo transformó y delimitó. Convirtió el concepto dual vigente en la guerra de “amigo-enemigo”[2], en “amigo-adversario”. La persona, empresa, sector productivo o corporación que disiente con las decisiones de la élite que gobierna en un Estado legítimo es un adversario que puede competir bajo determinadas reglas democráticas para imponer sus ideas. No es eliminado por disentir, no es necesaria su eliminación para la supervivencia del sistema. Así como tampoco la persona, empresa, sector productivo o corporación que disiente con las políticas públicas gubernamentales impuestas por una fuerza política que legítimamente ha accedido al poder, tiene derecho a obstruirlas, socavarlas o intentar destituirlas, porque su modelo de país o sus intereses no se sienten reflejados en la élite gobernante elegida por voluntad popular.

El juego del sistema político democrático es un juego de poder de suma variable y no de suma cero. La suma de poder debe obtenerse de las propias capacidades y no de la resta de poder del adversario. La suma de poder variable  mantiene y fortalece el centro político generando fuerzas centrípetas que alimentan al sistema. La suma cero de poder, en cambio, vacía ese mismo centro a través de fuerzas centrífugas que se redireccionan hacia cada uno de los extremos -a la izquierda y a la derecha- hasta quebrarlo (breakdown)[3].

En todo caso, el consenso surge de la aceptación por parte de la comunidad política en particular y de la sociedad en general, de las reglas básicas democráticas de convivencia, que incluye y necesita al disenso y al conflicto para su desarrollo.



[1] Concepto  desarrollado ya hace tiempo por Max Weber (1864-1920), economista y sociólogo alemán, conocido por su análisis sistemático de sociología política y del desarrollo del capitalismo y la burocracia.

[2] Categoría difundida por Carl Schmitt (1888-1985), jurista alemán y profesor en la Universidad de Berlín desde 1934 y pensador importante de la derecha antiparlamentaria alemana y crítico de la democracia en la República de Weimar, en su obra “El concepto de lo político”, Folio Ediciones (1984).

[3] Para un desarrollo más comprensivo y acabado de esta idea se recomienda la lectura de la obra de Juan J. Linz, “La quiebra de las democracias”, Alianza Universidad (1987). Este catedrático de la Universidad de Yale y Premio Príncipe de Asturias 1987, muestra como las características estructurales de la sociedad -los conflictos reales y latentes- ofrecen una serie de oportunidades y obstáculos para los actores sociales y políticos , que pueden llevar tanto al mantenimiento como al derrumbamiento de un sistema político democrático.

martes, 1 de marzo de 2016

Inicio oficial del Orden Conservador Republicano


Segunda Fundación del Proceso de Reorganización Nacional


El país se organiza como nación sobre fines del siglo XIX, con la  denominada “generación del ´80” que crea un orden conservador político basado en una república restrictiva y un orden económico agroexportador, con Ley de Residencia para poder expulsar habitantes del mundo que querían poblar el suelo argentino, represión a los obreros en la Patagonia y una semana trágica represiva que se cargó el entonces presidente Hipólito Yrigoyen. Continúa el orden conservador y, a falta de candidatos “republicanos”, instaura el golpe cívico-militar el 6 de septiembre de 1930. El pacto Roca-Runciman de 1933, subordinando los intereses de todos los argentinos a las decisiones británicas, es el mejor ejemplo de qué país quería la oligarquía republicana conservadora.

El malestar del pueblo trabajador que empezaba a ser reconocido en sus legítimos derechos mediando la década del cuarenta cortó de cuajo la ecuación política, económica, social y cultural del orden conservador y, desde el año 1946, con la asunción del movimiento peronista  al poder, el proceso organizador nacional republicano conservador oligárquico sufre su primera y estruendosa derrota en el siglo XX.

Insoportable, insufrible, ahogante  por sus medidas de inclusión social y apertura hacia una democracia popular en crecimiento, la ya rancia oligarquía destituye en 1955 al gobierno legítimo re-elegido en 1952 y comienza una etapa de fusilamientos, persecución ideológica y destierro de cualquier situación, vocablo o mención de un cambio popular y nacional.

Nuevamente, sin candidatos “republicanos decentes” a la vista, una sucesión de golpes y autogolpes cívico-militares desembocan, ahora sí en 1976, en el primer “Proceso de Reorganización Nacional”. Reorganización pensada sobre las bases políticas restrictivas, la represión social y la ubicación económica dependiente, inspiradas en 1880.

La forma de llevar a cabo este propósito desemboca en la represión, muerte, desaparición de personas y tortura más impresionante de Argentina. Abre, al mismo tiempo, las puertas al neoliberalismo económico que termina destruyendo a la nación Argentina y hundiéndola en lo más profundo de su existencia, casi al punto de perder su soberanía.

La reconstrucción del país llegó con el gobierno de Néstor Kirchner que, con inusitada mínima legitimidad en los votos que recibió, la obtiene en la acción reparadora, reconstitutiva y formadora de derechos ninguneados en más de medio siglo.

No dejando los principios y convicciones en la puerta de la Casa Rosada, le asesta un golpe furibundo al Proceso de Reorganización Nacional iniciado en 1976, continuado en 1989 y sin gobernanza desde 1999 hasta su hecatombe en diciembre de 2001.

Cristina Fernández de Kirchner continúa desde 2007 la profundización del proyecto social, político, económico y cultural iniciado en mayo de 2003, siendo reiteradamente combatida personal, política y socialmente, para restaurar nuevamente el orden conservador de una república oligárquica y restrictiva. Los medios de comunicación concentrados (cómplices de la dictadura cívico-militar) y los grupos externos del poder financiero y político mundial arman y presentan un candidato y un partido de la “gente”. Y ganan por menos de tres puntos y en ballotage las elecciones presidenciales de 2015.

Con una legitimidad recortada por el 49% de los votos en contra, dilapidada además en apenas 80 días de gestión en los cuales realiza una transferencia de recursos desde las personas empoderadas durante doce años hacia los medios económicos concentrados, devaluando, desarmando programas sociales y culturales, despidiendo a casi 100.000 personas (entre empleados del Estado y empresas privadas), entregando soberanía económica cerrando un trato con los buitres -ahora denominados holdouts- y endeudando al país descomunalmente en proporciones inauditas, hoy, 1° de marzo, dio por comenzado oficialmente el segundo Proceso de Reorganización Nacional.

El “otro” político es el responsable de todos los males que aquejan al país. Como en el ’55, es necesario depurar política, social, económica y culturalmente todo el Estado Social de Derecho de cualquier persona o símbolo que implique volver a políticas sociales, de derechos humanos y de distribución equitativa del ingreso.




Un día nublado, sombrío, un inicio de sesiones sin manifestación masiva de apoyo -sólo estaba la “gente”, que es muy poca-, como pre-anunciando cuál sería el discurso que brindaría el Presidente al Congreso, fue el marco que lo acompañó.




La restauración de la República conservadora está en marcha. La resistencia será nuevamente la herramienta política que deberemos blandir para evitar la profundización comenzada desde antes de la asunción del nuevo mandatario.

El ceoliberalismo del siglo XXI es la nueva cara del liberalismo del siglo XIX y del neoliberalismo del siglo XX. La ideología es la misma, el modelo económico también. La exclusión social, la necesaria herramienta para “sincerar” nuevamente las relaciones de poder.