viernes, 26 de febrero de 2016

El futuro de nuestro pasado presente - Octava entrega



No es fácil suplantar 
el paradigma liberal 


Desmontar este paradigma de relaciones de poder ha sido y es monumental. Sobre fines del siglo pasado y hasta la crisis económica global de 2008 un resurgir latinoamericano posicionó a gobiernos y líderes populares en firme desafío al paradigma vigente y en crisis. La región latinoamericana, con su mochila de experiencias y sufrimientos a cuestas, modificó, fisuró el esquema de poder regional y en sus propios Estados.  Pero doscientos años no se destruyen en una década. Se necesita afianzar un trasvasamiento cultural que llevará tiempo, marchas y contra marchas -como la que afecta a la región y a nuestro país en la actualidad-, siendo esta lucha la madre de todas las batallas.

En la actualidad, estaríamos en un proceso de formación o transición hacia una nueva forma de Estado contradictoria aún y no definida. Una nueva trilogía se inicia sobre la base de las relaciones presentes y según el desenlace del reciente pasado.

Esta prensada descripción de hechos históricos internacionales que afectaron el desarrollo sustentable de América latina en general y de Argentina en particular, es sólo un modo de explicación y una mirada subjetiva de los acontecimientos históricos reales -como los son todas las explicaciones y todas las visiones-. No existen fórmulas mágicas, modelos excluyentes ni verdades fundamentales, objetivas e independientes en el mundo material.

Cada modelo de desarrollo político, económico, social, cultural y educativo, tanto nacional como internacional persigue una idea, una ideología y un interés específico. Ninguno es beneficioso ni perjudicial en sí mismo. Su aplicación depende de la idiosincrasia de cada sociedad y de sus necesidades. Pero sin dudas, las diferencias estarán dadas en la mayor o menor inclusión social y en la mayor o menor distribución del ingreso y de los recursos en cada sociedad.

La región latinoamericana y Argentina como parte integrante de ella, en la actualidad viven una instancia crucial y decisiva para la consolidación definitiva de un desarrollo sustentable, con la generación de sus propias políticas económicas y sus propios proyectos educativos y culturales. Históricamente nunca antes los países de la región, con sus matices y diferencias, han estado tan cerca de conformar una unión latinoamericana que permita una inserción en el mundo más equitativa, con respeto a la diversidad de sus culturas y con una distribución del ingreso más inclusiva en sus sociedades. No será fácil, ni se plasmará en el corto plazo. Las resistencias internas y externas están a la vista.

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