viernes, 1 de abril de 2016

Se viene el estallido…



Las medidas políticas y económicas que buscan la desarticulación social



Esta frase de un tema popular del rock argentino (escrita en otras épocas que se pensaba no volverían) toma dimensiones políticas en estos días.

No es una incitación, mucho menos un deseo. Es el resultado, como proyección posible, de un análisis político, social, económico y cultural de la gestión del gobierno actual en sus primeros casi cuatro meses.

El estallido social aparece como viable en un corto plazo debido a la dilapidación de legitimidad del gobierno en su accionar inicial, cuando es en estos primeros meses donde más debería fortalecerla. La política económica delineada y profundizada en sus medidas concretas -aunque no explicitadas en un proyecto político de gobierno- ha significado una fuerte transferencia de ingresos hacia la concentración del capital en el sistema financiero, empresario y mediático.

La construcción del relato de esta nueva forma de democracia que, por las designaciones en sus funciones de ceos (directores) de grandes empresas multinacionales es caracterizada como “ceocracia”, tiene diferencias con el neoliberalismo implementado en los años setenta y su posterior continuación con el fundamentalismo de mercado en los noventa.

En la actualidad, la hegemonía compuesta por el capital extranjero y especialmente la que corresponde al capital financiero internacional es distinta a la composición del bloque de poder que sustentó el patrón basado en la valorización financiera y la desarticulación del Estado de Bienestar de Derecho entre los años 1976 y 2001.

En el período que converge con el desarrollo cultural del paradigma de la globalización la hegemonía estuvo compuesta por grupos económicos locales industriales, agropecuarios y financieros (Pérez Companc, Bunge y Born, Bridas, Zorroaquín, Techint, entre las más representativas). La ceocracia representada por la gestión legítima del gobierno de Macri ahora está constituida por representantes del capital extranjero que conduce directamente el Estado. Si bien existen diferencias en las distintas facciones del poder hegemónico actual, todas concuerdan con la idea de ajustar cuentas con los trabajadores para comprimir los salarios y el consumo y llevar las remuneraciones a los niveles críticos internacionales en esta primera etapa. De esa forma sostienen, desde su visión monetarista y de sumisión internacional, se adquiere competencia en las exportaciones e inserción en el mundo comercial.

Lo que llamativamente desde su visión política y económica no preveen es que se dispone un país para competir en las exportaciones, cuando el mundo está en crisis, en franca retirada de los mercados y sosteniendo a sus propios productores.

La preparación de las fuerzas de seguridad para llevar adelante el ejercicio monopólico de la fuerza estatal hacia la población excluida; la descomunal liberación del cambio y la devaluación provocada en una situación económica que por primera vez no es producto de una crisis en un cambio de gobierno; la eliminación de retenciones al sector agropecuario y de minería; los despidos estatales y privados que aumentan cada día, con desarticulación de áreas de control estatal; los aumentos tarifarios de servicios (luz, gas, agua, telefonía, transporte); la contracción económica como producto de la caída del consumo; la eliminación de todas las áreas de derechos humanos creadas para investigar los vínculos civiles en el golpe cívico-militar-eclesiástico-empresario de 1976; la concentración de poder de los medios hegemónico de información, avasallada la Ley de Medios; la entrega al capital financiero internacional carroñero -fondos buitres- de nuestra soberanía económica legitimada por la visita del presidente de EE.UU.; el endeudamiento sistemático que se efectuará de aquí en adelante para pagar deuda; la privatización tecnológica de avanzada conseguida con proyectos como el Arsat I y II; la persecución ideológica sostenida desde los mismos funcionarios de este gobierno que al compromiso político y social lo denominan “ñoqui”, “grasa militante” o “basura a ordenar”; la trepada inflacionaria, producida por el denominado “sinceramiento de las variables económicas” que sólo demuestra ser un “sinceramiento de la ideología” excluyente del paradigma que sobrevuela por toda la América latina; en definitiva, en un listado que no es taxativo pero que refleja drásticamente la re-distribución de los  derechos y los recursos creados y restablecidos en los últimos doce años, repudiado asquerosamente en su accionar y en su discurso diario por este gobierno como “medidas populistas”, degradan la vida de la población y preparan un escenario convulsivo en un corto plazo.

Es muy posible que en el segundo semestre, como anuncia el verborrágico ministro de Hacienda, la inflación disminuya. Pero no será por mejoras eficaces del plan gubernamental, sino por la falta de consumo, el desempleo masivo, la disciplina laboral y social, el achicamiento salarial, la represión ante cualquier conato de protesta y la desarticulación industrial con la consabida anuencia del FMI, el capital especulativo financiero internacional y las calificadoras de riesgo, que estarán felices de insertar a la Argentina nuevamente a la depredación sistemática de sus recursos económicos y la destrucción de los avances sociales producidos por el Estado Social de Derecho de los últimos doce años. Como lo hacen en Brasil, Venezuela, Bolivia y Ecuador.

También es posible, como asegura el presidente de esta ceocracia, que ingresen capitales a partir del segundo semestre del año. Pero serán capitales especulativos que ante la falta de control ingresarán y se retirarán según les convenga. Y esto será una nueva venta de espejitos de colores. Ingresarían una lluvia de dólares que no serán capitales de inversión y provocarán en los años subsiguientes la profundización de la crisis que este gobierno indujo y no heredó, con la sujeción de generaciones futuras al nuevo orden geopolítico internacional.


Se viene el estallido…No es una incitación, mucho menos un deseo. Sino la consecuencia de las medidas que esta ceocracia ejecuta y provocará en los próximos cuatro años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario