Soy del
49. No de 1949, sino del 49% que vio renacer la esperanza y se sintió valorado
en sus derechos. Integro el colectivo social, pero no cobré ninguna asignación
universal por hijo; no fui parte de ningún plan social; no trabajé en el Estado
nacional (aunque chorreo grasa militante); no fui beneficiado con ningún plan
de ahorro para comprarme un auto, un terreno o una casa; no tengo madre, padre,
hijo, nieto o familiar detenido-desaparecido (pero profundamente siento que las
Madres, Abuelas, H.I.J.O.S. y Familiares son mi madre, mi abuela, mi hijo y mi
hermano); tengo estudios universitarios y de posgrado y no necesité de un plan
para terminar y continuar mis estudios.

Soy del
49% que no realizó ninguna campaña del miedo, sino que anticipó lo que podría
pasar y terminó pasando; que militó (y milita) con fervor cada día; que no
tiene armas escondidas en ninguna avenida y en ningún otro lado; que no gana un
centavo por hacer política; que se movilizó (y se moviliza) con el Pueblo y
nunca recibió un choripán y una coca.

Soy del
49 y ninguna ceocracia me va a callar; ningún ingeniero derribará los puentes
que hemos construido y ninguna justicia será mejor que la Justicia Social. Por
eso aguanto, resisto y me lleno de optimismo aunque el golpe del día a día me
desmorone ante el aumento de un nuevo indigente, pobre o desempleado.
Soy del
49 por aquéllos, por éstos, por los que vienen y ningún sanguchito me elevará
al 51. Porque hoy somos 2 menos, pero mañana seremos muchos más que 51…aunque
parezca matemáticamente imposible que siendo menos podamos ser más.
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