domingo, 3 de julio de 2016

Van por Ella…pero viene por Nosotros


Aunque las causas para encarcelarla se multiplican por segundo, su caudal de legitimidad popular supera cualquier análisis sobre conducción política conocido en la teoría y en la práctica


Sin lugar a dudas la noticia del inicio del segundo semestre no ha sido la disminución de la inflación o la recuperación del país. Eso ya lo sabíamos desde el inicio de la Ceocracia en la Argentina, el 10 de diciembre.

La noticia del segundo semestre ha sido el regreso a Buenos Aires de Cristina Fernández de Kirchner. Cristina, la Jefa, para quienes nos encuadramos en su liderazgo político; la yegua, la corrupta, para quienes entienden que lidera una asociación ilícita, que seríamos todos nosotros. Los del 49%.

Como sucediera en abril de este año, ayer una multitud la recibió en Aeroparque y la acompañó hasta su residencia en el barrio de Recoleta. Sin embrago, todas las estimaciones calculan que en relación a abril se ha multiplicado o triplicado la cantidad de personas que han querido estar con su presencia, para manifestarle su apoyo. A pesar del mal tiempo, la lluvia constante y el frío del invierno neoliberal.

Nuevamente causas judiciales han requerido su presencia en la ciudad más endeudada del país, aunque tenga el ingreso de PBI más alto de la Nación. Van por Ella…pero Ella viene por nosotros. El capital simbólico y las consecuencias prácticas de su presencia no han sido aún analizada por los medios de información (censura silenciosa de por medio), pero también por una ausencia de análisis político de lo que representa su figura como Mujer Líder del movimiento nacional y popular más importante de los últimos veinte años (para no irme hasta la década del ’50) en nuestro país.

Es la única ex Presidenta legitimada dos veces electoralmente, la única ex mandataria que se retira de la primera magistratura dejando un país ordenado; sin deuda, con justicia social, soberanía política e independencia económica en marcha; la única figura política que mantiene un caudal de apoyo político popular, a pesar de las falsas denuncias, los ataques personales, las denostaciones a su patrimonio y a su familia; en definitiva, la única líder política en la actualidad que en apenas horas de anunciado su arribo al reducto ceoliberal conmueve las redes sociales, organiza y encuadra a quienes la apoyamos y provoca un revuelo político que desajusta cualquier postura sobre la importancia de su conducción.

Van por Ella…pero viene por Nosotros. La Historia (la que se escribe con mayúscula) sabrá ubicarla en los anales de las acciones concretas y las políticas públicas que en apenas doce años y medio ha conseguido desarrollar, junto a Néstor (¡cómo olvidarte!) en nuestro país y en consonancia con otros líderes de Nuestra América. Nosotros tenemos que seguir formándonos políticamente bajo su liderazgo, como lo vienen realizando ya varias generaciones que no han bajado los brazos a pesar de la derrota electoral de fines del año pasado. Como nunca, chicos, adolescentes, jóvenes y algunos que ya pintamos canas y/o peladas, han comprendido que la lucha por la mejora de las condiciones de las personas vulnerables es continua y permanente; que la única lucha que se pierde es la que se abandona. Esta vez, el trasvasamiento generacional no se ha cortado abruptamente. La antorcha de la liberación ya ha sido entregada a más de dos generaciones que generarán las ideas, las mujeres y los hombres que continuarán entendiendo que la política es la única herramienta legítima para transformar positiva y concretamente la vida de las personas.

 Van por Ella…pero no han advertido qué representa Ella (o sí y la/nos subestiman).

Así como el Amor vence al odio, la política a la anti-política, la legitimidad popular a la legalidad corporativa y la organización vence al tiempo, Nosotros, con Ella, seguiremos en la senda de las conquistas sociales. A pesar de las bombas, de los fusilamientos, los compañeros muertos y los desaparecidos…no nos han vencido.

Van por Ella…pero aún no se dieron cuenta que estamos Nosotros.

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