domingo, 10 de julio de 2016

200 años de historia…siete meses de olvido


Cuan si fuera un tsunami que arrasa con todo lo que “vivir mejor” significa y que deshace todo vestigio de identidad colectiva, hoy, a exactamente siete meses de que se desate la tormenta perfecta del neoliberalismo desde el centro mismo donde se gestó, Argentina, su paso destruye todo lo que toca, inocula toda posibilidad de reacción y adormece el inconsciente colectivo que lucha desde hace 200 años.

Pedir perdón a los empresarios españoles fue el anticipo del olvido de las acciones revolucionarias del 25 de mayo, del fusilamiento de Dorrego, de la misteriosa muerte de Moreno, del ninguneo de San Martín en el Congreso de Tucumán, del apartamiento y la prohibición de Artigas y los Pueblos Libres del Sur que proponían una verdadera independencia y una reforma agraria definitiva y concreta para la repartición de las tierras.



Y la sumisión momentánea de la Historia de los Pueblos se realizó ayer, 9 de julio de 2016, cuando el representante de los poderes concentrados (mediáticos, económicos, judicial y extranjeros) vomitó lo que la derecha vernácula tuvo atragantada los últimos doce años y medio: “Quienes declararon la independencia debían sentir angustia de separarse de España”.

No fue totalmente sincero. Ese sentimiento lo profesaron aquellos que quisieron hacer caer la Revolución del 25 de mayo; los que alentaron a Lavalle para matar al verdadero federalismo; los que dejaron a Moreno en alta mar; los que perseguían a Artigas por bandido y subversivo; los que les prohibían a Belgrano usar la bandera que había creado para no ofender a España; los que hicieron lo imposible para que San Martín no cruzara los Andes para liberar los Pueblos americanos de España y lo terminaron echando; los que ponían las cabezas de los caudillos vencidos en Caseros en picas, bordeando el camino al Palacio de Las Flores para que los portugueses, ingleses, franceses y la generación de 1880 supieran quién era el verdadero Urquiza; aquellos que no querían el sufragio universal; que derrocaron a Yrigoyen, a Perón; quienes vivaron el cáncer para maldecir a la abanderada de los humildes, la líder de los descamisados; los que pretendieron borrar, como hizo Sarmiento con Rosas enterrando sus propiedades en el actual parque 3 de febrero (no es casualidad que el parque de Palermo lleve ese nombre; es la fecha de la batalla de Caseros y la derrota de Rosas ante Urquiza y la coalición extranjera) a todo lo que oliera a peronismo y voluntad popular, con bombas, fusilamientos y desapariciones; los mismos que sistemáticamente intentaron borrar desde 1976 la generación que tomó la posta de Moreno en adelante y marcó su vida a fuego para defender la Patria, la Independencia y la Soberanía. Sintieron angustia, en definitiva, los mismos que intentaron borrar la dignidad de los últimos doce años y medio, denostando a su líder, su conductora y al movimiento que representa y que evoca la memoria viva, activa y en lucha. 

Pretendieron vaciar la historia…pero como no pudieron borrar en estos 200 años a los Belgrano, Castelli, Monteagudo, Moreno, Dorrego, San Martín, Güemes, Azurduy, Artigas, Rosas, Yrigoyen, Perón, Evita y Cámpora entre otros, no podrán hacerlo con estos doce años de dignidad nacional y popular, en los que Néstor y Cristina representaron la llama de la liberación, la esperanza, la lealtad y la igualdad de derechos.


Dicen que la Historia la escriben los que ganan, pero la viven los que tienen Memoria colectiva, Verdad en los hechos y Justicia en las ideas. Siete meses no enterrarán doscientos años, como cuatro años no sepultarán doce. Aquellos que lucharon para que hoy seamos dignos soberanos empapan nuestra lucha para que continuemos lo que empezaron allá por 1810; para que seamos libres; porque lo demás, no importa nada.

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