miércoles, 13 de abril de 2016

Una multitud bajo la lluvia y junto a Cristina



Bajo la lluvia y nubes amenazantes la ex Presidenta de la Nación le hablo a  más de 300.000 personas que la esperaron en las inmediaciones de los tribunales de Retiro.

"No les tengo miedo, ya he sido honrada con el voto de ustedes"
Así comenzaba el discurso que entre cantos y aplausos se desarrolló de la manera acostumbrada, organizada y respetuosa. 
 "Me pueden citar 20 veces, me pueden meter presa, pero no me van a callar"
Probablemente sea éste uno de los títulos que más resuene en los próximos días pero la realidad es que el discurso tuvo un objetivo puntual, trasmitir un mensaje. Un mensaje que tal vez sea la respuesta a muchas preguntas que se hicieron militantes y seguidores en los últimos meses.
"Los que cambian la historia no son los dirigentes, son los pueblos" explicó.  
 "Por mí no se preocupen. Renuncié a tener fueros, no los necesito, tengo los fueros del pueblo"

Y ante la pregunta de cómo actuar, qué hacer y qué esperar la referente y líder popular llamó a actuar con inteligencia, recordando cómo la historia ha maltratado a los líderes del pueblo y cómo la maquinaria de los medios de comunicación ha sido desde siempre la creadora de realidades para aquellos que no poseen la convicción, la capacidad o la voluntad de comprender la realidad del país.

"Se los dije el 9 de diciembre, cuando los dirigentes no respondan a ustedes, tomen la bandera y marchen adelante. No esperen salvadores ni mesías".

 "No podemos permitir un retroceso como el que hemos vivido en otras oportunidades".

Con esto se cerraba el mensaje, no esperar, actuar, con inteligencia y en forma organizada. crear lo que ella llamó un Frente Ciudadano.






PyC llegando a los tribunales de Retiro


Denuncia


Esperanza


Dolor

Indignación

Alegría

Familias, jóvenes adultos y abuelos junto a Cristina

El pingüino

Banderas...




Multitud junto a Cristina


Junto a Florencia Kirchner

sábado, 9 de abril de 2016

Soy del 49



Soy del 49. No de 1949, sino del 49% que vio renacer la esperanza y se sintió valorado en sus derechos. Integro el colectivo social, pero no cobré ninguna asignación universal por hijo; no fui parte de ningún plan social; no trabajé en el Estado nacional (aunque chorreo grasa militante); no fui beneficiado con ningún plan de ahorro para comprarme un auto, un terreno o una casa; no tengo madre, padre, hijo, nieto o familiar detenido-desaparecido (pero profundamente siento que las Madres, Abuelas, H.I.J.O.S. y Familiares son mi madre, mi abuela, mi hijo y mi hermano); tengo estudios universitarios y de posgrado y no necesité de un plan para terminar y continuar mis estudios.

Soy del 49% y cuando estuve desempleado, allá por el 2004, no me animé a llamar a Néstor y por ahí perdí la oportunidad de conocerlo, discurrir sobre política y emocionarme con “su” y “mi” querido Racing; no conozco de cerca a Cristina ni a Máximo (pero me alegraría mucho, si tuviera la oportunidad, abrazarlos); pertenezco al colectivo social que volvió a creer en la política, en los derechos humanos como política de Estado, en las políticas públicas como herramienta de igualación de derechos y oportunidades, en la inclusión social, la soberanía política, la independencia económica y la justicia social; que además de creer en los principios y convicciones que ingresaron y se quedaron por doce años en la Casa del Pueblo, vio cómo se materializaron en la realidad.

Soy del 49% que no realizó ninguna campaña del miedo, sino que anticipó lo que podría pasar y terminó pasando; que militó (y milita) con fervor cada día; que no tiene armas escondidas en ninguna avenida y en ningún otro lado; que no gana un centavo por hacer política; que se movilizó (y se moviliza) con el Pueblo y nunca recibió un choripán y una coca.

Soy del 49 y somos muchos más. Menos que el 51, pero mucho más que aquél 22 del 2003. Por eso soy del 49. Porque sigo militando con las mismas convicciones, mantengo los mismos principios y tengo más de 30.000 pesadas y hermosas herencias de vida que debo sostener por el legado que me dejaron. Porque entregaron la vida por más vida y porque debo pasar la posta a los que vienen detrás de mí; que son parte del 49, pero tienen 15, 20, 35.

Soy del 49 y ninguna ceocracia me va a callar; ningún ingeniero derribará los puentes que hemos construido y ninguna justicia será mejor que la Justicia Social. Por eso aguanto, resisto y me lleno de optimismo aunque el golpe del día a día me desmorone ante el aumento de un nuevo indigente, pobre o desempleado.


Soy del 49 por aquéllos, por éstos, por los que vienen y ningún sanguchito me elevará al 51. Porque hoy somos 2 menos, pero mañana seremos muchos más que 51…aunque parezca matemáticamente imposible que siendo menos podamos ser más. 

viernes, 1 de abril de 2016

Se viene el estallido…



Las medidas políticas y económicas que buscan la desarticulación social



Esta frase de un tema popular del rock argentino (escrita en otras épocas que se pensaba no volverían) toma dimensiones políticas en estos días.

No es una incitación, mucho menos un deseo. Es el resultado, como proyección posible, de un análisis político, social, económico y cultural de la gestión del gobierno actual en sus primeros casi cuatro meses.

El estallido social aparece como viable en un corto plazo debido a la dilapidación de legitimidad del gobierno en su accionar inicial, cuando es en estos primeros meses donde más debería fortalecerla. La política económica delineada y profundizada en sus medidas concretas -aunque no explicitadas en un proyecto político de gobierno- ha significado una fuerte transferencia de ingresos hacia la concentración del capital en el sistema financiero, empresario y mediático.

La construcción del relato de esta nueva forma de democracia que, por las designaciones en sus funciones de ceos (directores) de grandes empresas multinacionales es caracterizada como “ceocracia”, tiene diferencias con el neoliberalismo implementado en los años setenta y su posterior continuación con el fundamentalismo de mercado en los noventa.

En la actualidad, la hegemonía compuesta por el capital extranjero y especialmente la que corresponde al capital financiero internacional es distinta a la composición del bloque de poder que sustentó el patrón basado en la valorización financiera y la desarticulación del Estado de Bienestar de Derecho entre los años 1976 y 2001.

En el período que converge con el desarrollo cultural del paradigma de la globalización la hegemonía estuvo compuesta por grupos económicos locales industriales, agropecuarios y financieros (Pérez Companc, Bunge y Born, Bridas, Zorroaquín, Techint, entre las más representativas). La ceocracia representada por la gestión legítima del gobierno de Macri ahora está constituida por representantes del capital extranjero que conduce directamente el Estado. Si bien existen diferencias en las distintas facciones del poder hegemónico actual, todas concuerdan con la idea de ajustar cuentas con los trabajadores para comprimir los salarios y el consumo y llevar las remuneraciones a los niveles críticos internacionales en esta primera etapa. De esa forma sostienen, desde su visión monetarista y de sumisión internacional, se adquiere competencia en las exportaciones e inserción en el mundo comercial.

Lo que llamativamente desde su visión política y económica no preveen es que se dispone un país para competir en las exportaciones, cuando el mundo está en crisis, en franca retirada de los mercados y sosteniendo a sus propios productores.

La preparación de las fuerzas de seguridad para llevar adelante el ejercicio monopólico de la fuerza estatal hacia la población excluida; la descomunal liberación del cambio y la devaluación provocada en una situación económica que por primera vez no es producto de una crisis en un cambio de gobierno; la eliminación de retenciones al sector agropecuario y de minería; los despidos estatales y privados que aumentan cada día, con desarticulación de áreas de control estatal; los aumentos tarifarios de servicios (luz, gas, agua, telefonía, transporte); la contracción económica como producto de la caída del consumo; la eliminación de todas las áreas de derechos humanos creadas para investigar los vínculos civiles en el golpe cívico-militar-eclesiástico-empresario de 1976; la concentración de poder de los medios hegemónico de información, avasallada la Ley de Medios; la entrega al capital financiero internacional carroñero -fondos buitres- de nuestra soberanía económica legitimada por la visita del presidente de EE.UU.; el endeudamiento sistemático que se efectuará de aquí en adelante para pagar deuda; la privatización tecnológica de avanzada conseguida con proyectos como el Arsat I y II; la persecución ideológica sostenida desde los mismos funcionarios de este gobierno que al compromiso político y social lo denominan “ñoqui”, “grasa militante” o “basura a ordenar”; la trepada inflacionaria, producida por el denominado “sinceramiento de las variables económicas” que sólo demuestra ser un “sinceramiento de la ideología” excluyente del paradigma que sobrevuela por toda la América latina; en definitiva, en un listado que no es taxativo pero que refleja drásticamente la re-distribución de los  derechos y los recursos creados y restablecidos en los últimos doce años, repudiado asquerosamente en su accionar y en su discurso diario por este gobierno como “medidas populistas”, degradan la vida de la población y preparan un escenario convulsivo en un corto plazo.

Es muy posible que en el segundo semestre, como anuncia el verborrágico ministro de Hacienda, la inflación disminuya. Pero no será por mejoras eficaces del plan gubernamental, sino por la falta de consumo, el desempleo masivo, la disciplina laboral y social, el achicamiento salarial, la represión ante cualquier conato de protesta y la desarticulación industrial con la consabida anuencia del FMI, el capital especulativo financiero internacional y las calificadoras de riesgo, que estarán felices de insertar a la Argentina nuevamente a la depredación sistemática de sus recursos económicos y la destrucción de los avances sociales producidos por el Estado Social de Derecho de los últimos doce años. Como lo hacen en Brasil, Venezuela, Bolivia y Ecuador.

También es posible, como asegura el presidente de esta ceocracia, que ingresen capitales a partir del segundo semestre del año. Pero serán capitales especulativos que ante la falta de control ingresarán y se retirarán según les convenga. Y esto será una nueva venta de espejitos de colores. Ingresarían una lluvia de dólares que no serán capitales de inversión y provocarán en los años subsiguientes la profundización de la crisis que este gobierno indujo y no heredó, con la sujeción de generaciones futuras al nuevo orden geopolítico internacional.


Se viene el estallido…No es una incitación, mucho menos un deseo. Sino la consecuencia de las medidas que esta ceocracia ejecuta y provocará en los próximos cuatro años.